¿A qué nos referimos cuando utilizamos el término clown?
Según quien lo lleve a cabo, la escuela, el enfoque, puede resultar un espacio para salir a hacer gracia, en cierto modo actuar, cumplir un objetivo como animar o hacer reír a alguien. Esa es una manera…
Otra, distinta, es salir a ser, salir a estar, a mostrarse con lo que una/uno es con gracia o sin gracia. En todo caso es salir y tomar contacto, dejar estar lo que emerge en uno y en la relación con los demás, explorar, descubrir, sentirse…
Podríamos decir que de esta otra manera el clown se convierte en una meditación casi, en la cual darse cuenta de sí, de lo que hay dentro, jugándolo creativamente, enérgicamente, tímidamente, atrevidamente, desde el fracaso o como sea. Total, todo está bien en clave de clown!
Recuperar la esencia clown de la tierna infancia…
Es volver a ese estado de genuinidad y genialidad de los niños pequeños (0-3 años), a ese estado donde ser tal cual éramos no comportaba ninguna lucha interior por querer ser de otra manera. Es por esto que el clown “engancha”, por la gran libertad que ofrece de ser tal cual a la vez que de explorar nuevas e infinitas -casi- maneras de hacer.
Si continuamos mirando el clown desde esta perspectiva, encontramos que es una experiencia que se construye desde la imaginación, la fantasía, la “locura”, la complicidad, la diversión más pura. El clown es contactar también con la vitalidad, con la energía de vida, de ofrecer, de estar presente para los otros, de mostrarse generoso, de ser humanos, emocionales, vulnerables…
Esto es Clown con Claret Papiol, maestro de clown con más de 35 años de recorrido profesional, un gran bagaje personal y un enfoque hacia el vacío fértil, el universo de “todo es posible”. Acompañado de Mª Rosa Parés, con más de 16 años de recorrido profesional terapéutico y toda una vida (y sigue) de introspección y camino personal.
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