El camino medio como una guía de vida
Tomando la idea budista de camino medio, considero que es una buena pauta para vivir con cierto equilibrio, sin excesos, sin austeridades, o al menos intentando moverse entre esos dos polos, entre el polo de sobrepasarse y el polo de quedarse corto.
No hay nada nuevo en ello, la idea de vida equilibrada corre desde hace tiempo. Donde sí parece más difícil de aplicar es en el mundo de las ideas, especialmente las ideas que nos hacemos acerca de las cosas, los relatos que nos contamos sobre las circunstancias, sobre las personas, sobre sí.
Ayer empecé a darle una vuelta a esto, cómo sería aplicar el camino medio al campo de los pensamientos. Cómo sería no ir ni a un extremo ni al otro, quedarse en una zona media, ecuánime, moderada, algo así como los platillos de una balanza más o menos igualados, ni uno demasiado arriba ni otro demasiado abajo.
Si pienso en lo que eso me puede aportar, solo veo ventajas.
Posicionarse puede dar seguridad pero no claridad
Entiendo que cuando me posiciono en una idea, en una determinada visión de las cosas, eso me da cierta o total seguridad (así son las cosas), incluso identidad (así soy), de modo que puedo tener la sensación de tenerlo claro, de saber por dónde voy o van los demás y los acontecimientos.
Es difícil salir de ahí, de esa situación tan cómoda, de tenerlo todo claro y controlado para pasar a plantearse “¿Y si no es así (o tan así)?”, “¿Y si no es como yo afirmo?”. Requiere esfuerzo, renuncia, humildd, desmontarse, exponerse al vacío, por lo menos… y qué gran libertad a la vez contemplar todas las opciones y no casarse con ninguna!! O ni que sea no solidificarlas, no rigidizarlas.
Veo el camino medio en lo cognitivo como un ojo mirando hacia la derecha y otro hacia la izquierda (como los lagartos!), contemplando opciones, sin aferrarse a un planteamiento único.
Pienso que esta mirada abierta es esencial en momentos difíciles, en momentos de conflicto, de confusión, en momentos en que nada parece estar claro y que aquello que parecía ser así, se desmorona.
Te sugiero que te subas al centro de la balanza, que no te decantes ni a un lado ni al otro, que observes, que desarrolles un visión ecuánime, que hagas crecer el discernimiento, para mirar todo como un campo de posibilidades y opciones eligiendo con mesura, con tranquilidad, tomando y soltando, andando sin agarrar.
Personalmente, creo que nos daría más paz, más claridad, más inteligencia en el momento de decidir, de apoyar o desechar una idea, una teoría, un suceso.
Mª Rosa Parés Giralt