¿De qué me doy cuenta practicando Mindfulness?
Impartiendo un curso de Mindfulness, alguien indicó que le había resultado aburrida una parte de las prácticas que había propuesto… Aburrimiento, buena palabra para reflexionar sobre el significado que tiene para cada cual.
Al margen de que algunas prácticas presenten un ritmo lento, pausado, en las que apenas hay estímulo y poca o nada de intensidad, representan precisamente ese tipo de situación en la que, por dicha característica, se pone en evidencia lo que cada cual lleva dentro. También la inquietud frente a la calma, frente a parar, a no hacer.
Se pone en evidencia la dificultad -tal vez sea falta de costumbre- de simplemente estar sin más y contemplar en lugar de estar haciendo algo, de estar en acción. A eso algunas personas le llaman aburrimiento, lo atribuyen a lo externo, a que la situación no es suficientemente estimulante o entretenida.
El entrenamiento Mindfulness
Con el tiempo y el desarrollo introspectivo, he llegado a la conclusión de que cuando me aburro es más porque no sé estar conmigo misma que “culpa” de lo que ocurre a mi alrededor. No digo con ello que no existan circunstancias que no me aporten o me aporten poco, que no me estimulen, pero si durante ellas experimento ansiedad, inquietud, agobio, ahogo, taquicardia, etc., eso no depende de dichas circunstancias sino que depende de mí.
Creo que el consumo de novedades viene en parte por esta incómoda sensación que genera el parar, el no ser incitado por estímulos externos, el quedarse viendo un paisaje que apenas cambia, el quedarse respirando, el quedarse sintiendo, el quedarse percibiendo sin que hayan muchas posibilidades de variación.
Más que tratar de escapar a toda costa de esa sensación, encuentro interesante y conveniente permanecer en ella y, si el evento deja opción, decidir realmente a voluntad cuándo ir hacia otra cosa en lugar de vivir como un ser reactivo huyendo de lo molesto y lo incómodo.
En la incomodidad interna reside un oráculo que puede revelarnos grandes verdades sobre nuestra realidad personal. ¿Disponible para escuchar?
María Rosa Parés Giralt