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El crecimiento personal pasa por atender lo que realmente hay

Veo, oigo y me encuentro con personas que fundamentan sus propuestas de crecimiento personal en realizar acciones, repetirse frases positivas, ver todo en positivo, contar respiraciones, etiquetar/dejar pasar pensamientos, etc.

Todo eso está muy bien como refuerzo, como dirección o inspiración, si se atiende evidentemente, previamente o paralelamente, lo que hay debajo o detrás de los comportamientos, conductas, patrones repetitivos, que condicionan, limitan e impiden ser personas más libres, completas, maduras, sanas, pacíficas, silenciosas por dentro, satisfechas, felices, sin necesidad de estar cada día esforzándose en hacer acciones que no fluyen o que están frenadas por programas internos, sin tener que machacarse con la frase o el pensamiento positivo del día ni pelearse a diario intentando soltar pensamientos y pulsiones que brotan a la más mínima. ¿Por qué?

Dicen que todo lo que se practica durante 21 días genera un nuevo circuito. Yo digo que todo lo que está grabado en el cerebro no desaparece por arte de magia, ya que el nuevo circuito no se graba sobre el antiguo ni tampoco la información almacenada se esfuma. ¡¿Qué no?! ¿Cuánto tiempo hace que no te subes a una bicicleta, que no planchas o que no hablas un idioma? Lo pillas, ¿verdad? Si vuelves a coger una bicicleta, necesitarás un poco más o menos de tiempo pero sabrás ir en ella, no se te habrá olvidado! Lo mismo para la plancha, un idioma, conducir un coche, ir a un sitio, hacer algo que hace tiempo que no se hace… solo es cuestión de refrescar la memoria, lo mismo que pasa con los asuntos personales!

La información está ahí, solo hace falta la situación justa, el momento oportuno, el instante casual que hace de resorte de los contenidos internos poniendo en marcha sin ningúuuuun obstáculo los patrones anclados en el cerebro! ¿Qué hacer?

 

La paz interior llega cuando se aborda la fuente del malestar

Abordar los introyectos, mandatos, creencias, valores, modelos, experiencias traumáticas, heridas emocionales, que forjan esos patrones programa que por muy pro-activo y positivo que se quiera ser, saltan y vuelven a saltar!

¿Cómo?
Con trabajo terapéutico -no conozco otro camino- individual o grupal. Lo demás es dar vueltas alrededor, hablar acerca de, poner parches, decorados, calmar, dar esperanzas, entretenerse, distraerse, pero no es una vía para atender lo que construye desde dentro que permanecerá hasta que no se actualice. Más vale un proceso terapéutico, bien guiado, bien acompañado, que todo el esfuerzo y la energía invertidos en no ver y en escapar de lo que manda por dentro.

En un proceso terapéutico sanador y liberador, se toma contacto con los contenidos almacenados que siguen operando en la vida actual, tomando contacto con las sensaciones corporales y las emociones que albergan para ponerles voz, elaborarlas por medio de herramientas terapéuticas y actualizarlas en el presente creando una nueva mirada y una nueva manera de relacionarse reales con dichos contenidos.

Eso es muy diferente de hablar acerca de los asuntos internos pendientes donde lo que se suele hacer es quedarse en la periferia sin atender lo que se cuece detrás. Sería como hablar acerca de un fantástico viaje que se desea hacer pero para el cual no se dan todos los pasos necesarios para llevarlo a cabo.

Para reflexionar… ¿cuánto tiempo invertimos y cuántas estrategias creamos para escapar de nuestra verdad interna?

 

Mª Rosa Parés Giralt

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