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La proyección es un mecanismo mucho más amplio que poner en los demás lo que no acepto de mí.

No sé si lo has escuchado alguna vez: Proyectamos en las demás personas aquello para lo cual no nos damos permiso de explorar.

Por ejemplo, proyecto en una determinada persona con una actitud X (ambiciosa, generosa, perezosa, entusiasta, agresiva, amorosa, o cualquier otra) que “eso no está bien”, “no debería comportarse así”, “no debería hacer tal cosa”, experimentando por lo general rechazo hacia ella.

Esta es la explicación más general y recurrente que he escuchado acerca del mecanismo de la proyección.

Con el tiempo, reflexionando sobre ello, pude distinguir unos seis tipos de contenidos que proyectamos en otras personas, en el mundo, el universo o dios (o dioses). Recientemente me ha parecido descubrir otro tipo más de proyección.

 

Para empezar, no vemos la realidad, solo nuestra interpretación y vivencia personal de ella.

Supongo que también lo habrás oído alguna vez: Es imposible ver la realidad, todo lo que vemos es la devolución que nos hace nuestro organismo acerca de ella.

Por eso un camaleón ve la vida de forma distinta a una hormiga, una cebra o un ser humano.

O sea, el tema se complica, el órgano de percepción está condicionado al organismo que llevamos puesto y la interpretación está sujeta a las experiencias previas, el entorno, la crianza, la educación, los valores, las creencias y un largo etcétera. ¡Y con ello voy y me creo que estoy captando la realidad!

No por ello deja de doler la realidad. Si una persona es maltratada, humillada, agredida o padece cualquier situación de penuria, carencia, enfermedad, la experimenta, evidentemente. Luego, lo que le añada a esa vivencia a nivel de interpretación, eso sería el propio mundo subjetivo proyectado en ella.

Alguien podría interpretarla como “No pasa nada”, otra como “Esto es el fin de mi existencia”.

 

Dicho esto, una forma de proyectar es responsabilizar a otras personas las propias necesidades.

Y es esto lo que recientemente me pareció ver, mi necesidad no satisfecha a través de alguien y el consecuente rechazo hacia esa persona o esas personas… y lo mismo en otras ocasiones.

Busco experiencia de amor, (caliu en catalán), unión, encuentro genuino, y cuando esto no se da como yo espero y/o necesito, entonces rechazo (internamente) a la persona o las personas con las que no lo encuentro.

Y sí, está aquello de “Date a ti misma lo que l@s demás no te dan”, “Busca dentro de ti”, totalmente acertado. Entonces, como puedo deducir, se trata de una proyección de una necesidad mía no cubierta, más que de encontrar qué rechazo en otros para aceptarlo y permitírmelo. Más bien veo que rechazo porque no hallo eso que ansío, como si no me lo dieran, fueran responsables o funcionaran mal…

Dicho esto, me duele no encontrar la experiencia de amor-unión que quiero/necesito encontrar.

Y eso me aclara mucho.

Me aclara que no solo pongo en otras personas aspectos negados, prohibidos o no reconocidos. También le coloco mi necesidad no cubierta.

Esto me hace mirar de otra forma este tipo de suceso en mi vida.

 

Mª Rosa Parés Giralt

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